*El cuerpo referil “Talca, París y Londres” demuestra que más allá del rol que cumplen sus agremiados en un recinto deportivo, cuenta con personas honorables y generosas que deben respetarse.
La pandemia por Coronavirus que generó más de dos años de confinamiento dejó muchas lecciones y, quizás la principal, es que la vida es frágil.
Bastó un extraño virus para que el planeta se escondiera en sus hogares, sin saber cuándo volveríamos a vernos y a una cierta normalidad.
Resultó ser una larga espera para el retorno de las actividades habituales.
En el caso del fútbol amateur, un reencuentro con amistades y compañeros que defienden su insignia y los mismos colores de una institución y rivalidades deportivas propias de las competencias con otros, pero que, al término de cada jornada, nos hace a todos personas con responsabilidades en la familia, el estudio, el trabajo y la vida social.
La imagen de la semana se produjo en el Estadio José Foncea Aedo, cuando el portero de los Séniors-45 años de Talca National FC. Cristián ´Pin´ Yáñez no podía afirmar su zapato izquierdo porque se le desató el cordón y debía sacarse los guantes para hacerlo.
Un acto que demoraría, ya que tenía que pedir autorización para que se detuviera el encuentro y proceder.
Sin embargo, el árbitro central Claudio Echeverría, un hombre sencillo y de trato gentil, al percatarse de lo ocurrido, recorrió un tramo importante de la cancha.
Se acercó al arquero y sin dudarlo, se agachó para atarle aquél accesorio y que siguiera jugando, ante los espontáneos aplausos de los espectadores.
Fue tanta la emoción del guardián blanquiazul, que pidió ser retratado feliz porque bastó ese gesto para que volviera al juego.
Un noble gesto arbitral el cual demuestra que detrás de un hombre que imparte justicia deportiva en cancha, hay una persona de gran calidad humana y humildad con el prójimo.
¡Para aprender!
Gráficas: www.vitrinadeportiva.cl