Por: Guillermo Jofré Pavez.
Profesor de Educación Física.
Periodista registro N° 792 del Círculo de Periodistas Deportivos de Chile.
Mucho ha costado que los dirigentes de los clubes profesionales, y a veces también en los de nivel amateur de nuestro fútbol, entender la idea que las series menores son la base de la generación de los futuros jugadores, los que tendrán la responsabilidad de defender la camiseta de su institución formadora.
Siempre se ha dicho que los grandes edificios nunca se inician desde lo alto, sino que, desde el cimiento, por que así se supone tendrán una estructura firme, sólida, capaz de soportar los requerimientos propios de su función.
Si hacemos una similitud con las instituciones deportivas, nos daremos cuenta que es muy parecida la situación, en el sentido que un club es sólido y firme en su estructura cuando funciona en todos sus departamentos y ramas.
Y por lo demás, todos los dirigentes deben tener clara la película de su compromiso y funcionalidad dentro de la misma, para que así se sientan respaldados y seguros avanzando hacia un mismo fin u objetivo.
En este caso particular formar futuros jugadores para la entidad.
Y ¿Por qué llegué a poner en el tapete este tema ?
Todo debido a la incertidumbre que genera la actual campaña de la selección chilena de fútbol, en el marco de las clasificatorias para el mundial de Qatar el año 2022.
¿Cuál es el problema?
Se ha comentado en todos los tonos sobre la carencia de ataque, la falta de un delantero que defina en el área y que ha significado que nuestra selección no “tiene gol”, lo que se traduce en una campaña pésima, con malos resultados que hasta el momento la tienen fuera de zona de clasificación, generando críticas, pesimismo y malestar entre la hinchada y el mundo periodístico.
Ese sería el resultado de lo que señalo en los párrafos anteriores, en el sentido que en nuestro fútbol profesional no existen, en este minuto, delanteros de nivel, nacional o internacional, capaces de insertarse en el equipo de todos y responder a las expectativas.
Eso, por una parte, y por la otra, está la insistencia de traer profesionales extranjeros a cubrir esos puestos, en desmedro de los formados en casa.
Es un tema de largo tratamiento en el seno de la dirigencia nacional, pero sigue aún sin ser solucionado.
Hay mala base en la formación o bien el proceso se interrumpe cuando llegan jugadores foráneos a cubrir esas plazas e impiden a los de casa avanzar hasta el primer equipo.
Pero…hay luces de optimismo, pues se está trabajando en esa línea.
En la mayoría de los clubes, específicamente en lo que nos toca, Rangers de Talca, tiene a sus series menores en ese proceso.
Y allí una cincuentena de jóvenes entrenan a diario con la esperanza e ilusión de convertirse en figuras del fútbol.
No será un resultado inmediato, pero como se dice “la paciencia es la madre de la ciencia”, y puede emerger de ese semillero uno o varios deportistas que alcancen el nivel óptimo de competencia y sean una real carta de salvación para su club, en lo deportivo y económico.
Esa sería la única forma de dejar atrás el recuerdo de una generación dorada que brindó muchas satisfacciones al país, y que el paso del tiempo cruel e implacable, la tiene en la incertidumbre.
Hay que saber esperar…los árboles no crecen ni son adultos de la noche a la mañana….