EL SUEÑO CUMPLIDO DE MARCELO TRONCOSO

*Esforzado técnico y deportista volvió a competir tras 1 año y medio esperando una ventana como fue el 29° Triatlón Ironman Lanzarote de Islas Canarias. “Corrí de emoción. Llegué a la meta digno y feliz”, contó a www.vitrinadeportiva. desde la Madre Patria.

 

Especial desde Islas Canarias, España.

 

El confinamiento obligado por efectos de la pandemia Covid-19 y la distancia con España, no fue impedimento para el sanjavierino Marcelo Troncoso Silva de volver a la alta competencia.

Lo hizo en el triatlón Ironman Lazarete de Islas Canarias que el año pasado debió ser suspendido por la contingencia.

Una experiencia grata, contó el deportista “todos sabemos la situación en Chile. Para ningún deportista ha sido fácil. No somos la prioridad, aunque para mí el deporte es esencial. Llevaba 1 año y medio sin entrenar como estaba acostumbrado. No tenía la motivación ni la ilusión que en los deportistas es el mayor combustible diario”, expresó desde la Madre Patria a www.vitrinadeportiva.cl

Marcelo Troncoso tiene mucha experiencia internacional en este tipo de competencias.

Anduvo en Ecuador, Kazajistán y Alemania y hasta creó su propio Club Deportivo Tri Power Chile, en donde imparte clases de nado, bicicleta y trote a unas cincuenta personas.

Sobre este retorno, el deportistas indicó “tuve la fortuna y el privilegio de competir y hacer lo que más amo. No fue fácil. Sabía que sería un día largo. Me inscribí cuatro semanas antes en el Ironman más duro del mundo, aun así quería hacerlo. Quería vivirlo y contarlo. En 3 días compré los ticket de avión, obtuve los permisos correspondientes, pagué mi inscripción y me hice las pruebas PCR exigidas”.

En Islas Canarias, Marcelo Troncoso manifestó haberse encontrado con una realidad muy distinta “acá para entrenar, es un paraíso. No por nada son los mejores del mundo. Hacen sus pre temporadas en el teide, en el T13, etc. Tuve dos semanas intensas de mucha carga y una semana de compensación, pequeños estímulos, pero grandes ilusiones. Con eso afronté el IM Lanzarote. Me decían ´mi niño, este año soplará viento y hará calor de los cojones´. Todo el mundo sabía que sería duro. Había un viento brutal. No se equivocaron”.

 

LA COMPETENCIA

 

Eran las 4 de la mañana y ya Marcelo Troncoso se encontraba en pie rumbo a la zona de partida.

Cuenta desde España “la largada fue extraña. En principio, no era masiva, pero hubo un segundo que se desordenó y partimos casi todos juntos. La primera bota a 200 metros, festival de manotazos y patadas. Tenía que ir con mucha calma. Mi preparación fue la siguiente: 1 día nadé 1.500 metros. Segunda sesión, hice 3.000. Tercera sesión, 3.000. Cuarta y última, 2.000 metros. Nadé los 3.8 km a ritmo cómodo. No me cansé, pero sí me aburrí bastante. Se me hizo eterno”.

¿Y la prueba de la bicicleta?

“En la bicicleta, uno nunca cree que será tan duro como te lo dicen. Fue tal cual y un poco más de como lo contaban. Lo duro no son los 3.800 de subida, sino que el viento. No podías ir muy aéreo, porque ibas tan lento que con suerte podías mantener la bicicleta estable. Un amigo, Ángelo, me vio en el km100 y me dijo ´guarda un poco´que viene un puerto de montaña que es duro. Era el famoso parque eólico. Por dignidad, no me bajé de la ´bici a caminar. El viento y la subida quebraba a cualquiera. Me mantuve concentrado y cuidando mucho mi alimentación. Creo que eso fue clave”.

¿Y la carrera con la cual se terminaba?

“Llegué a las 12 del día, sin saber si podría correr. La espalda y el cuello, ya no soportaba de dolor. Me bajé de la´bici y empecé a caminar. A ponerme las zapatillas de running. Me sabía que la primera vuelta era maratón de 20 km. Pasábamos por el aeropuerto donde el viento y la arena son desoladores. Aun así los primeros 10 km se me fueron muy rápido. Me sentía bien, con mucha energía y ganas, pero muscularmente mi capacidad funcional iba cada vez peor. Los siguientes 22 km eran dos vueltas de 10 km y terminaba los 42 km. A los 20 km clavados, decidí caminar”

En su relato, Marcelo Troncoso recuerda “fue emocionante sentir que a pesar de estar lejos, los sentía a mi lado y escuchaba lo que me decían. Me puse a correr de emoción y llegué a la meta digno, corriendo y feliz. Era mi sueño y hoy está cumplido”.

 

 

 

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