- La capitana de la Selección Nacional de hóckey, recorre su extensa historia con las Diablas, las primeras medallas panamericanas, el primer Mundial, el ascenso en el ranking y proyecta el próximo objetivo: la Copa América de fines de julio en Uruguay.
Los accidentes en el hóckey son comunes y bien lo sabe Manuela Urroz (33) en sus más de quince años de carrera. Pero el último, fue distinto. Un pelotazo en la garganta la dejó completamente muda. Pasó una noche en la UCI con un pronóstico incierto. “La primera semana no tenía voz, porque las cuerdas vocales estaban tan hinchadas que no se movían. Estuve así como por diez días y tenía que comer papilla”.
La recuperación fue vacilante. “Tenía nervio de lo que podía pasar. Porque las cuerdas vocales son una lesión poco común. Hablaron de que me podían entubar”, relata ya con una voz recuperada. Eso sí, manifiesta que no puede elevarla demasiado y que recién volvió esta semana a los entrenamientos.
Pero Manuela ya va dejando ese episodio atrás.
La capitana de las Diablas sabe que debe estar a tope para la Copa América en Uruguay (24 de julio al 3 de agosto).
Una más en el cuerpo de una jugadora que lleva años escribiendo su historia como si el palo de hóckey fuera un lápiz (Valentina Boetto).