Por: Guillermo Jofré Pavez.
Profesor de Educación Física.
Periodista registro N° 792 del Círculo de Periodistas Deportivos de Chile.
En todo orden de cosas donde las personas tengamos alguna relación de trabajo, seremos en la mayoría de los casos, medidos, aceptados, valorados o rechazados dependiendo de los resultados que se obtengan.
Y al decir “todo orden de cosas”, me estoy refiriendo a las actividades que desarrollamos los individuos en el diario vivir.
Esto se refleja principalmente en nuestro trabajo cotidiano, pues es allí que somos observados para ubicarnos en el nivel que corresponda de acuerdo a las expectativas que tenemos o que otros tienen de nosotros.
En otras palabras, seremos considerados según sea nuestro rendimiento, en tanto responsables, positivos, procreativos, sociables y muchas más.
Y vayamos al grano, porque esto queda fehacientemente demostrado cuando se habla de rendimiento laboral.
Lo mismo ocurre con el aspecto deportivo. Pues, generalmente las aspiraciones, metas u objetivos se dan a conocer previamente, es decir, cuando recién se planifica y se vislumbra un determinado fin.
Ciertamente es así, se planifican trabajos donde las metas a cumplir se trazan a inicio de un período, de modo que todos los que tienen relación directa con el proyecto, campaña o proceso, sepan y conozcan cuales son las perspectivas y las realidades a desarrollar y alcanzar en determinado tiempo.
Lo anterior se da con gran claridad en el deporte, en toda la amplia gama de las disciplinas, pero más específicamente en el fútbol y en este caso, comento de los resultados obtenidos por el equipo de Rangers que nos representa en el concierto del fútbol profesional chileno.
Eso es lo más cercano que tenemos, porque para nadie es misterio que el talquino, en su mayoría adhiere a los colores de la legendaria institución piducana.
Entonces, por lógica, el rangerino vive pendiente de aquellos resultados que cada fin de semana se obtienen en la competencia oficial del Ascenso, donde Rangers milita hace varios años.
Si eso lo trasladamos a la actualidad podríamos decir que lo planificado no se está cumpliendo, uno por los resultados del primer equipo, y otro, porque la gran meta que es el retorno a la división de honor, meta inalcanzable hasta el momento, no se logra.
Entonces, habría que buscar las causales de este mal proceso.
Se falló en la planificación inicial cuando se definieron las metas y objetivos, y luego en las contrataciones, es decir de jugadores y cuerpo técnico, quienes no han podido, hasta el momento, dar con resultados positivos.
Aquí hay dos cosas: la primera meta fue la promesa de regresar lo antes posible a la primera división y la otra es mantener un equipo de jugadores, un plantel que cumpla esos objetivos. Hasta el momento ninguna de las dos se estaría cumpliendo, digo así porque aún el torneo no finaliza y podrían venir mejores resultados, aun cuando el objetivo final no se cumpla.
Esta campaña, por ende, se transforma en frustración generalizada, ya que tanto jugadores, dirigentes y cuerpo técnico quedan expuestos al logro de resultados.
Eso se traspasa al hincha que cada fin de semana está pendiente del devenir del equipo y presentación de los futbolistas en los distintos estadios del país.
Demás esta repetir que “los resultados mandan”.