Por: Guillermo Jofré Pavez.
Profesor de Educación Física.
Periodista registro N° 792 del Círculo de Periodistas Deportivos de Chile.
Ahora que la tan esperada Copa América de fútbol se encuentra en plena marcha, con las selecciones clasificadas a segunda ronda y con la ilusión de seguir avanzando en la competencia, pongo de manifiesto aquello que uno no desea.
Me explico; pocas veces había escuchado tanto a un director técnico solicitar que no debemos enfrentar a este u otro equipo, en este caso Martín Lasarte dando a conocer que la idea en la fase de clasificación era ocupar los primeros lugares para evitar jugar con Brasil.
¿Qué ocurrió?
Exactamente lo contrario, es decir de tanto pedir que no se debería ocupar el cuarto lugar en la fase de grupo, se terminó en ese lugar.
Y de tanto solicitar no enfrentar a Brasil, resulta que a la primera jugará con los pentacampeones.
¿Y por qué temer tanto a los brasileños?
¿Serán de otro planeta, son superdotados, en cancha tienen más jugadores que los nuestros?
No, será que exagera el respeto por la campaña de los afamados rivales, ¿o se pone a dar explicaciones ante una supuesta derrota?
¿Es que no está reconociendo el mérito y cualidades de los nuestros?
En otras palabras, como diría un hincha común y corriente, se está poniendo el parche antes de la herida. O entra a la cancha con la idea de perder de inmediato, antes de jugar incluso.
Para entender lo que dice Lasarte, sostengo que habría de ponerse en su lugar, pero a la vez estamos en pleno derecho de discrepar o solidarizar con él, dependiendo de cómo veamos nosotros este crucial enfrentamiento deportivo.
Pero, por otro lado, Lasarte ha hecho cosas positivas con la selección chilena, al punto de conseguir que el equipo funcione como tal, dándole un sello de fútbol que se había extraviado, y que por lo menos hace pensar que volverán a ser como en la época dorada cuando se logró conquistar dos veces el trofeo de campeones de américa.
También es cierto que ha incorporado algunos jugadores que podrían ser considerados como el “recambio generacional”, además de consolidar a aquellos que, siendo chilenos de origen, jugando en el extranjero, nunca habían tenido la opción de ser citados, como es el caso de Sierralta y Benjamín Brereton. Este último generó tal algarabía con su debut, que poco menos fue considerado el salvador del plantel.
Y debemos de tener claro aquello de que en Chile somos casi 19 millones de entrenadores, por lo tanto, todos tenemos derechos a opinar, criticar, aclamar y pifiar si las cosas no resultan de acuerdo a los esperado.
Entonces toma mayor validez la pregunta ¿por qué tenerles tanto respeto a los brasileños, si nuestros jugadores también tienen su recorrido internacional y prestigio bien ganado?
¿qué equipo debiera entrar a la cancha para jugar ante Brasil?
Lo concreto es que el tiempo se acerca, la hora clave llega, lo que no quería acontece, lo que se pidió no llega, no ocurre, y de igual manera hay que hacerle frente, con las herramientas que se tiene, para ver quién es quién en esta lucha y de qué modo sortearemos las dificultades.
Así es la vida, así es el fútbol, así es nuestra propia historia.
A veces tememos por algo sin aún estar frente a ello.
Desconocemos nuestros propios merecimientos.
Total, como dijo un fanático , “el partido hay que jugarlo y somos once contra once”.