La varias veces campeona del mundo contrajo la enfermedad de Lyme, causada por picadura de una garrapata infectada. Completó todo el circuito pese a las molestias causadas por los sarpullidos. En medio del Dakar se le tenía que suministrar antibióticos vía endovenosa.
Un verdadero ejemplo de vida entregó la española Laia Sanz.
Es que quiso participar del 43° Rally Dakar de Arabia Saudita, marcado por la pandemia del Covid-19.
La piloto de KH-7, sufre de la enfermedad de Lyme, infección bacteriana que se contrae por la picadura de una garrapata infectada.
Según la literatura médica, los síntomas son sarpullido en la piel, fiebre, dolor de cabeza y permanente fatiga.
Cuando no se trata a tiempo, la infección puede extenderse a las articulaciones, el corazón y el sistema nervioso.
LAIA PRESENTE
Prácticamente todo el 2002, Laia Sanz estuvo en tratamiento por esta enfermedad y con escasos entrenamientos, aceptó el desafío de competir en el Dakar.
Lo hizo con tremenda dignidad y pese a estar disminuida en sus fuerzas, terminó en la 17° posición “estoy muy feliz de haber terminado once de once, porque es súper difícil. Es algo que para mí tiene mucho valor, y más después de haber pasado un 2020 tan malo. Estoy que no me lo creo. No he podido ir casi ningún día a mi ritmo, y eso conlleva que salgas más atrás y te encuentres polvo. Se convierte en una rueda que te impide que salgan bien las cosas, pero seguramente ésta es una de mis mejores victorias”, dijo en la concentración.
La destacada piloto de Corbera de Llobregat cruzó la meta por undécima vez consecutiva de la prueba más extrema del mundo, en la que para ella suponía su participación más comprometida, más difícil y más incierta por culpa de la enfermedad de Lyme que padece.
Señaló sentirse exhausta, emocionada y eufórica.
Laia Sanz se propuso esto y lo logró.
Terminó un compromiso consigo misma, el equipo, sus patrocinadores y sus fans.
“IMPRESIONA”
El australiano Toby Price señaló “cada vez que Laia Sanz se sube a una moto impresiona al mundo”.
Entre sus pares es reconocida como la mejor piloto de motos de todos los tiempos y ha demostrado nunca rendirse ante las adversidades.
Esta vez no fue diferente.
Partió el Rally Dakar en Jeddah y cruzó la meta en la misma Jeddah, en un gran esfuerzo soportando un entorno hostil como es el desierto, con cientos de kilómetros por superar cada día contra el crono, con tantos pilotos de nivel frente a ella y que pronto le hizo ver que tenía que dosificarse.
Cada noche le administraban antibióticos vía endovenosa para tratar el Lyme, a lo cual se sumó la aparición de una tendinitis en la mano derecha, fruto de la inactividad.
Llegó al final y eso importa.
Gráficas: Mediagé, especial para www.vitrinadeportiva.cl