Por: Guillermo Jofré Pavez.
Profesor de Educación Física
Periodista, registro N° 792 del Círculo de Periodistas Deportivos de Chile.
Se dice que la práctica del deporte es saludable para las personas, pero, ¿será igualmente saludable para la mantención de nuestro medio ambiente?
Usted y yo, estaremos de acuerdo en que el deporte es una de las actividades humanas que mayor crecimiento ha experimentado en los últimos tiempos, que cuándo hacemos actividad física tenemos una interrelación directa con nuestro entorno, es decir el medio ambiente, pudiendo concluir, entonces, que el deporte se ha masificado de una manera extraordinaria y que es considerada para el futuro una de las formas de vida más vitales para mantener el equilibrio y relación entre personas y la naturaleza.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro.
Pensemos en que algunas manifestaciones del deporte pueden ser muy impactantes y generar daño y desequilibrio a nuestra flora y fauna, con el consiguiente perjuicio a la naturaleza que nos rodea.
Aunque se hagan en contacto directo, pensemos en estas especialidades, donde su práctica sin el respeto a normas, deberes y responsabilidades de las personas deportistas pudiesen acarrear: andinismo, pesca, caza, esquí, por citar algunas, se hacen en lugares y recintos de gran valor ecológico.
Aquí es muy importante los modos de conducta de los deportistas, el nivel de las instalaciones y los deberes y derechos que éstos deben cumplir.
El impacto hacia la naturaleza es variado y dependerá en gran medida de la cantidad de ejecutantes. Por ejemplo, motociclismo, motocross, bicicleta de montaña, que requieren, a veces de compactación y nivelación de terrenos, a lo que se suma el posible stress que el ruido produce en la fauna.
Súmele a lo anterior la motonáutica, o lo que puede acontecer con los deportes que se realizan en las márgenes de los ríos, tales como pesca, rafting, vela o en algunos casos la caza.
Actualmente, se exige a las grandes empresas a cargo de construcciones deportivas, un estudio de impacto ambiental, pero, además, se debe poner acento en las administraciones y el control que ellas tengan, especialmente, en los eventos de gran envergadura, para mitigar los consumos y los residuos, en especial de agua, energía y manejo de los desechos.
Se imaginan lo que pudiera ocurrir si en los juegos olímpicos, o en mundiales de fútbol, Básquetbol, automovilismo, maratones, no hubiese normas de conducta y regulaciones.
Por citar un dato, según antecedentes del Gobierno nepalí, la masificación del Everest convirtió al mayor 8 mil del mundo en un vertedero.
Las expediciones que llegan a este monumento de roca y nieve dejan basura estimada en 11 toneladas de material deportivo y residuos a retirar cada año.
En un Maratón de Londres, año 2019, los corredores dejaron 350 mil botellas de plástico botadas por las calles de la ciudad.
¿Cuánto quedará en la Fórmula 1, el Rally Dakar o un Mundial de Fútbol?
Pero, finalmente si analizamos en profundidad, lo más importante aquí, es que muchos de estos deportes se realizan en la naturaleza, a veces solo o con amigos, y donde cobra extraordinaria validez la conciencia propia y las actuaciones individuales respecto a los valores y la cultura que tengamos hacia nuestro entorno.
Seamos respetuosos de nuestro medioambiente.